¿CULO O TRATO? ¡TOMA CASTANYAAA!

MULIER SAPIENS

Voleu que el nostre cos estigui proporcionat, i en una hora modelar-nos, tensar-nos i allisar-nos.Cuerpo DesproporcionadoVoleu que complim l’última tendència i esculpir-nos la figura amb alta precisió per eliminar-nos els dipòsits de greix que deformen la nostra silueta. Voleu reduir-nos la cel·lulitis i atenuar les nostres flacciditats. Voleu remodelar-nos el cos, i que després fem vida normal.

En la primera fase ens bombardejareu els dipòsits de greix, ens travessareu la pell i ens desintegrareu part dels dipòsits de greix seleccionats perquè se’ns contragui la pell i s’atenuï la flacciditat. Visualitzareu el nostre interior per conèixer l’estat de les zones a tractar per eliminar-les.

A través d’una incisió eliminareu els dipòsits de greix antiestètics que hagin pogut resistir al procediment anterior descrit i l’excedent de greix que el cos no hagi pogut expulsar. Finalment, ens fareu un massatge amb un rodet motoritzat per homogeneïtzar la superfície de la pell.

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Ara som set!

Ara som set!

Hola a tots!

Sí, sé que ja ho sabeu que som set… però ara el nostre blog es diu així. Ja fa temps que el tenim força abandonat… i no puc prometre que això canviarà a partir d’ara, i no per falta de ganes d’escriure! Però a partir d’ara, quan ens busqueu aquest serà el nou nom del blog arasomset (somset ja estava agafat, hehehe!).

De passada us explicarem que, tot i que nosaltres li volíem canviar el nom en néixer el Ponç, ha estat l’agència de publicitat «La perruquera» qui se n’ha fet càrrec, tot un detall!! Gràcies, David! I amb el canvi de nom evitem a més a més interferir amb la imatge de la marca de roba Somsis… la coneixeu? Nosaltres no la coneixíem i ens va sorprendre saber que existia i que el seu nom coincidia amb la nostra realitat familiar! Però aquesta…

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i va arribar el Ponç!

Ara som set!

El diumenge 29 a les 23h i algo vam sortir de França per anar cap a Comarruga, em trobava bé i volia venir a casa, a parir amb les meves llevadores, les que venien com a amigues i no com a professionals, a acompanyar-me, no a assistir-me. Com si el fet de ser llevadores fós només una circumstància sense més importància dins la nostra relació.
Vam arribar a El Vendrell a les 7 del matí, vam esperar fins les 9 per anar al registre civil a buscar la documentació necessària per a la inscripció posterior. Al migdia estàvem a la piscina. A la tarda compres de menjar.
Dimarts 1 tocava més compra, mercat de El Vendrell, carn, peix, fruita… calia omplir nevera per als dies que vindrien…
A la tarda, visita de la Tere a casa: revisem analítiques i informes d’ecografia, ella no havia fet el seguiment de l’embaràs i…

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Parto en casa, nacimiento de Daniela

Parto en casa, nacimiento en libertad de Daniela

Según nuestros cálculos, Daniela nacería alrededor del 6 de octubre . Y para entonces la esperábamos.

Una vez más, la naturaleza no entiende de cálculos y opta por seguir su propio ritmo…

El lunes 14 de septiembre sobre las tres de la tarde rompí aguas en casa de mi madre donde había ido a comer. Inicialmente mi reacción fue de sorpresa, pero nunca de susto, alarma o miedo.

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Ya estaba de 37 semanas, mi niña estaba preparada y quería salir, y ella mandaba. Lo primero que hice fue llamar a la comadrona que me atendía en Titania y me dijo que me asegurase de que las agua serán claras (cosa que ya había hecho), y como así era, me instó a ir esa tarde a Titania para que asistiese al grupo de preparación y ya veríamos cómo se iban desarrollando los acontecimientos. Llamé a mi marido para explicarle la situación, le dije que no hacía falta que plegase antes de trabajar, que yo me encontraba bien y que le esperaría para ir a Titania. Al parecer él no estaba tan tranquilo como yo, pues a la media hora ya estaba en casa.

Yo estaba muy tranquila, me encontraba bien, extraña, pero bien. Me duché, me puse una compresa y nos fuimos a comprar camisones, ya que al adelantarse tanto no los había comprado aún…

Llegamos a Titania y me confirmaron que había roto aguas, que la nena estaba bien, Así que la cosa tardaría lo suyo. Hicimos la clase de preparación al parto que nos dedicaron especialmente, estuvo centrada en ejercicios de movilización de pelvis, bailes, etc. Con Raquel que es siempre un amorcito.

Antes de marchar, las indicaciones fueron claras: tranquilidad, a dormir, y por la mañana a moverse. Y ante cualquier duda o cambio, una llamada a Tere, la comadrona a cualquier hora.

Nos decidimos a despedirnos de nuestra situación de “pareja sin hijos” con una cenita romántica, y eso hicimos, nos fuimos a uno de nuestros restaurantes hindúes preferidos. Nos hace reír aún cuando recordamos la cara que puso el camarero cuando nos pregunto: “-¿le falta mucho?” (Dirigiéndose a mi barriga), y nosotros respondimos: “-No, ya ha roto aguas, en cualquier momento”. Ese hombre flipó y creemos que ya se imaginó el parto en su restaurante.

Pues bien, llegamos a casa y mi pareja se acostó a dormir. Yo me acosté, pero lo de dormir ya era otra historia. No había manera. Estaba tranquila, pero excitada a la vez, tenia ganas de empezar a parir. Me levantaba, bailaba, veía la tele sentada en la pelota, movimiento, mucho movimiento, intentaba dormir de nuevo, me volvía a levantar, me duché a eso de las 4 de la madrugada, y entonces decidí salir a dar un paseo por el parque que hay delante de mi casa, mi pareja insistió en acompañarme, aunque yo no creía necesitarlo, estaba bien, sentía alguna contracción pero eran muy espaciadas y débiles, nada molestas. Estaba de maravilla!

Finalmente se hizo de día. Nos habían recomendado chocolate con canela, y fuimos caminando al súper a buscar nuestro desayuno, los dos juntos, de la mano.

Sobre las diez de la mañana llamamos a la comadrona y mi pareja les pidió que viniesen (creo que él empezaba a estar nerviosillo, y la verdad es que yo también quería ver algún avance ya). A las doce llegaron las comadronas, y por arte de “magia” las contracciones se empezaron a hacer más intensas y seguidas, me sentía segura, ya las tenia en casa. Para ese entones mi madre ya estaba por casa, y había venido cargara de víveres: melón, fideuá, chocolate, etc… Manjares varios para amenizar la espera.

Las contracciones se hacía regulares, dolían pero se podían suportar perfectamente. Yo disfrutaba de la compañía de mi madre, mi marido, mi amiga Montxeta y Arnau (el tiet de mi nena y mi fotógrafo particular). La jornada transcurrió entre risas y chistes hasta que sobre las dos y media o las tres la intensidad de las contracciones me indicó cual era mi camino.

No sé en que momento, no sé si avisé, si me excusé. El caso es que me vi en mi habitación, con la tenue luz de una lámpara de sal, viendo venir, viendo transcurrir y viendo marchar las contracciones. Me abrí a ellas, las dejé entrar en mí sin oponer resistencia. Lo cierto es que recuerdo ver a Tere a mi lado, pero no tengo claro cuando llegó. Hubo un momento en que desconecté de la realidad mundana y me instalé en otra realidad paralela, la que era en ese momento mi realidad, mi cuerpo y mi hija abriéndose paso. Tenía que acompañarla en ese camino, estaba concentrada en eso y no podía pensar más allá. Lo cierto es que me lo pusieron muy fácil, nadie me perturbaba, masajes de manos amigas en mi espalda, calor allí donde lo necesitaba, palabras suaves de aliento, y yo, yo en mi universo, sintiendo a mi niña bajar, sintiendo cómo me pedía paso: “tranquila, hija mía, mamá te ayuda, tranquila mi amor, mamá esta aquí, ven tranquila, te espero”, me repetía como un mantra continuamente. No estaba nerviosa, sabía qué iba a pasar y debía dejar que así fuese, como tenia que ser. Me abandoné a ella, me dejé hacer por su proceso, me abrí a su necesidad de salir, a su voluntad de salir y esperé, deseosa esperé.

La comadrona se acercó a mí para escuchar el latido de mi bebé y le pedí que esperase que tenia una contracción; le debió extrañar mi tono, pues de inmediato quiso hacerme un tacto. Estaba dilatada completamente y la niña ya estaba a punto de salir, la dilatación había terminado.

En ese momento se armó algo de revuelo en mi casa, calentando agua y no sé qué más cosas, una luz, el espejo para que yo pudiera verla salir, un barreño para la placenta, la bascula… Yo oía el jaleo pero en realidad no escuchaba nada. Sentí una inmensa necesidad de ir al lavabo, Tere me dijo: “Lola, es Daniela que quiere salir”, No!, respondí convencida, tengo que ir al wáter!, fue una conversación divertida, Tere me dijo: si vas al wáter y te sientas igual allí nace tu hija, No, Tere, tengo que ir, ahora vengo! Quería ir sola al lavabo y después volver a la habitación a parir. En realidad más o menos fue lo que hice, fui al lavabo pero con Tere de la mano y mi pareja de la otra. Evidentemente no eran ganas de hacer caca, tenia unes terribles e irrefrenables ganes de empujar. Me habían hablado de esa sensación, pero no me la esperaba tan intensa. Conseguí volver a la habitación y no sé de qué manera acabé de cuclillas apoyada en mi marido. Y empezó el expulsivo a las 18h del 15 de septiembre. La posición creo que fue dura para él por tener que suportar mi peso y mi fuerza, pues tenia su mano agarrada y la apretaba con todas mis fuerzas, pero me alegro muchísimo de haberlo hecho así, sentía su aliento, su emoción, me hacía sentirme segura, me hacía aire, me acariciaba, me sentía tan quería por ese hombre, tenia la absoluta certeza de que todo saldría bien, que no podía estar mejor… Tengo tanto que agradecerle, tanto!

El expulsivo duró 20 minutos, pero que largos se hicieron. Creo que puedo decir que fue el momento más intenso del parto. Esos veinte minutos sí me angustié, no me esperaba tanto dolor. La dilatación había sido llevadera y no me esperaba un expulsivo tan doloroso. Se me hizo largo, sobretodo después de sentir la coronilla de mi hija y verla a través del espejo. Cuando la vi sentí la necesidad de que saliese cuanto antes, me asustó la posibilidad de que sufriese al estar en el canal, y empujé sin tregua. Según me han explicado me resultó tan doloroso por lo rápido que lo forcé a ser, también me han dicho que normalmente cuando la dilatación no resulta muy dolorosa, es el expulsivo el talón de Aquiles, supongo que es cuestión de percepciones. Pese a que las comadronas me decían que descansase yo empujaba y empujaba, imagino que ya tenía ganas de acabar y tener a mi hija en brazos, que para mí no era momento de descansar.

Veinte minutos después ya había pasado todo. Mi Daniela nació con dos vueltas de cordón de le quitaron al nacer sin más dramas ni complicaciones. Acogí en mis brazos a ese regalo que el universo me ofrecía y le dimos la bienvenida en familia, tal como se merecía. Yo desnuda, ella desnuda, piel con piel, recostadas en mi cama, compartiendo nuestro calor, con su padre arropándonos, nos dejaron solos para disfrutar del momento. Fueron unos minutos increíbles. Abrió esos ojillos y los dirigió a mí, nos miramos: “amor de mi vida, bienvenida, te quiero tanto!”. Mi hija estaba tranquila, empezó a buscar mi pecho y lo encontró, reptó y reptó por mi cuerpo hasta que dio con él. Cuanta vida! Cuando el cordón dejó de latir el papá lo cortó. Un par de empujones más y la placenta salió, las comadronas se encargaron de asegurarse que estaba íntegra y nos la entregaron, todo había salido tan bien! Era tan feliz!!

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Las comadronas se quedaron en casa para asegurarse de que todo estaba bien, me enseñaron cómo tenia que hacer para que saliese el calostro y sobretodo me tranquilizaron en que tardaría un par de días en subirme la leche, que con el calostro la niña puede subsistir perfectamente, que no nos angustiásemos, que la clave era ponerla constantemente al pecho. Y eso hice, no la separé de mí las primeras horas o los primeros días. La subida me dio a los dos días y la lactancia se instauró sin problemas.

A mis ojos el parto fue un rotundo éxito, la verdad es que no me lo imagino mejor. No me arrepiento de ninguna de las decisiones que tomé y creo que no habría habido una mejor manera de dar la bienvenida a mi hija que la que tuvo, envuelta en amor, dulzura, ternura y cariño, rodeada de los suyos y en su casa, tranquila y arropada por quien la quiere y la respeta, tanto a ella como a su madre.

Hoy, dos años y cinco meses después, me preparo para el segundo parto en casa de mi vida, pero eso ya es otra historia.

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Ser comadrona: experiencia de libertad femenina

Yo Tere, mujer comadrona, nací libre y acompañada.
Mi madre nos acogió en sus entrañas, en su matriz, a mí, a mi hermana Nati y a mi hermano Javi. Conviví y nací entre una mujer y un hombre. Así que lo femenino y lo masculino, la diferencia, está presente desde mi origen. Tres años antes, este lugar ya había sido habitado por mi hermana Ángela, quien desde siempre nos ha ido enseñando también un camino para nosotras.
En el regazo de mi madre íbamos creciendo y nos íbamos nutriendo en una relación muy íntima y entrañable. Nacimos del cuerpo de mujer, del cuerpo de madre. Ella desde su generosidad nos dio la vida y nos entregó a ella. Un parto fácil y acompañada de mi padre, mis tías y una comadrona.
Es, pues, mi lugar de origen en mi experiencia de Libertad femenina en relación. Para mí vivida como una libertad condicional y condicionada a la otra, con la dualidad que esto representa para mí: pues es condición imprescindible el cuerpo que acoge, la presencia y la relación con la otra y, a la vez, no quiero decir opuesto, condicionada a un mismo espacio con lo que tiene ello de amplitud y de estrechez, de inmensidad y de límite, el necesario para tener en cuenta a la otra o lo otro, que da medida para no desparramarse o perderse, lo que contiene de seguridad y confianza. Una libertad femenina que no pasa por encima de lo otro en una afirmación de mi.
Crecí en una familia que trabajaba en el textil, mi madre urdidora y mi padre tejedor. Esto acompañó mi vida. Recuerdo que de pequeña nos reuníamos las mujeres de casa para coser, para charlar de nuestras cosas, también escuchábamos historias de otras mujeres en las radionovelas. Un tiempo bonito para mí. Después, a la vez que seguía con los estudios, empecé a trabajar en el textil, junto a mis hermanas y mi hermano, uníamos los hilos en un ovillo al tiempo que nos uníamos en hilos de relación. Hilos con los que yo cosía la ropa para mi familia. Días y noches disfrutando uniendo trozos de tela, pedazos de vida.
Posteriormente trabajé en una imprenta, entonces todavía habían letras de metal, eran el molde, la matriz, que unidas hacían palabras y con ellas los textos de historias vividas, sentidas, soñadas, reales, imaginadas.
Cuando fuí a la Universidad estudié Enfermería, me dediqué al cuidado de la salud, al cuidado de los cuerpos y las relaciones. Trabajé durante años en el Banco de Sangre, con las personas que donaban y recibían la sangre. La sangre como elemento imprescindible de origen y de vida, circulando a través de vínculos en una relación de dar y recibir.
Al hilo de mi propia historia, con el que he ido entretejiendo vida, relaciones y trabajo, es el que me ha ido llevando a mi quehacer como comadrona, movida por el deseo de encuentro con el origen, con la madre y la relación con ella, con las otras y los otros en un espacio de libertad, confianza y vínculo. El lugar donde se me hace posible estar en estos espacios de libertad femenina en relación es en la cooperativa Titània-Tascó, con mis compañeras, con las mujeres en su ser madres, con sus criaturas y con su pareja. Trabajo como comadrona en el acompañamiento y en la asistencia del parto en casa. Para mí ha sido una “vuelta al hogar”, del que nunca me fui, aunque viva en otro lugar. Un espacio y tiempo de creación, de relación íntima y compartida, de respeto, de confianza. Donde vivo un precioso tiempo de sentido y, a la vez, dialogando, o discutiendo otras veces, con el tiempo del reloj, en esa espera permanente en la que en cualquier minuto o segundo me pueden llamar para un parto, y en la que tengo que dejar todo lo que esté haciendo en ese momento (familia, estudios, amistades…). Así que, teniendo en cuenta el tiempo de reloj, que también está, y tengo que ir viendo como organizármelo con mis compañeras en la medida que podemos, le doy paso a ese tiempo de parto que es un “tiempo escogido” por mí y que tanto me gusta. Sé que el trabajo que hago me da vida por lo que contiene de corazón y de matriz, de amor y de madre. Vida y trabajo unido por ese hilo conductor: origen y relación.
Mi experiencia de Libertad femenina atraviesa diferentes tiempos de sentido: el de mi deseo nacido del encuentro y re-encuentro con la madre; el de apertura y de entrega con lo que nace de cada una de nosotras, de abrirme a la vida, a lo otro, de dar a luz, dar sentido a lo que somos, hacemos y sentimos, a la creatividad; el de la elección y decisión de mi trabajo y en el lugar donde lo hago, en el hogar; el de la sinceridad con mi vida, conmigo y mi historia; el de la confianza que da acompañar y ser acompañada en una relación mutua; el de sabiduría del cuerpo, del ser; el de estar en relación con el origen materno, con la vida, con la otra y el otro.
La experiencia de libertad relacional la vivo como un movimiento ondulatorio, como con las contracciones en el parto, a veces más intensas, otras más suaves, más amplias o en ocasiones más estrechas, más cercanas o más distantes, más profundas y otras más superficiales, más cercanas o más distantes. Esto me pone en contacto con la imagen de la dinámica de la matriz, que para mi es la dinámica de la vida, el impulso, el ritmo con el que nacemos y con el que caminamos en la vida; un movimiento fluctuante de ascenso y descenso, de contracción y de relajación, y entre estos dos movimientos un tiempo de quietud. Es importante detenerse en ese punto, descansar para recuperarse: para aliviar la intensidad, recobrar el aliento, rehacer el camino, reponer fuerzas para volver a reencontrarse con ese movimiento que, en definitiva, nos hace avanzar porque en este proceso se pare, se nace y se vive.
Yo nací mujer, del cuerpo de otra mujer, el de mi madre, la nuestra. Yo, Tere, mujer comadrona nací libre y acompañada.
Tere Gonzalo del Moral
Comadrona, Cooperativa Titània-Tascó

El naixement de la Uxue

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La Uxue va néixer el dijous 26 de setembre a les 4:52 de la matinada, però tinc clar que la meva filla és la culminació d’un camí que vaig començar fa uns anys, cap a mi mateixa, cap a la dona que sempre havia portat, en silenci, dins meu.

Suposo que hi han coses a la vida que són casualitats, però que aquest camí «es fes cos», com diu la Tere, en una altra dona, pot ser, no ho és tant …

Semblava que el part trigava en arribar, set dies després de la data prevista de part, el dilluns 23, vam tenir visita amb la Tere, vam parlar de moltes coses, entre d’altres em va recordar aquell camí fet per veure si jo podia connectar amb quelcom que m’ajudés a llençar-me sense por al naixement de la nostra filla. Homeopatia i moltes idees, de totes, una que em va servir i molt.

Un cop a casa, vaig començar a fer els deures, dimarts vaig tenir alguna contracció, poca cosa…dimecres visita a l’hospital per fer monitors i eco.

Tot estava bé, la nena perfecta i el líquid amniòtic també.

Em van citar per tornar divendres i em van posar data limit de part…diumenge 29 de setembre. Vaig sortir d’allà tranquil.la perquè la Uxue estava bé, però preocupada perquè els dies s-em tiraven a sobre i no volia un part provocat….

Vam tornar cap a casa, aquest cop amb la ferma decisió d’anar a caminar una bona estona per la platja, a solas amb la meva filla. Dues hores caminant amb pas decidit fins al Port Ginesta, allà em vaig banyar al mar, que diuen que és com un gran úter, vaig parlar amb la Uxue i vaig pensar en les dones que ens han precedit i en la seva força.

Vam saludar a l’abuelito.

Aquella mateixa tarda les contraccions ja eren prou evidents, encara com un dolor de regla, però tenien una continuïtat!!Estava molt contenta perquè el meu cos s’havia posat en marxa i la Uxue també.

Vam sortir a comprar una funda pel cotxet, per l’hivern, i les contraccions eren cada cop més presents.

Vam sopar amb la meva família i vam tornar a casa, el Dani i jo.

Així havia imaginat sempre el meu part, el Dani, les llevadores i jo….Igualment, per si el part s’allargava, teníem dos acompanyants, la Mari i el meu germà.

Ens vam estirar al llit, eren les 23:15 més o menys, no estava gaire còmoda, així que li vaig dir al Dani que descansés, que estava amb contraccions, però eren suaus, tot i que em venien cada 7 minuts. Vaig pensar que encara quedava bastant, que de moment devia estar esborrant el coll de l’úter, com ben ens havien explicat al curs de preparació a la maternitat a Titània.

Al sofà amb la bossa d’aigua calenta tampoc estava gaire bé, així que vaig anar cap a la banyera i l’aigua calenta em va calmar molt!! Sigue leyendo